Definir antes de nada un objetivo concreto y cuantificable es imprescindible, antes de decidir invertir cualquier dinero. Hay que saber cuáles son sus metas financieras y el periodo en que se espera conseguir esas metas. Esto puede ayudar a mantener la disciplina en el seguimiento de la estrategia que hemos querido definir. Si su objetivo es a largo o muy a largo plazo, como es el caso del ahorros que tan costosamente nos ha costado reunir para la jubilación, al tener una fecha objetivo definida es mejor para tener las metas claras.
Tenemos que saber distribuir los diferentes capitales entre diferentes tipos de activos. También entre distintas áreas geográficas, ya que esto reduce su dependencia en caso de mal comportamiento de alguno de los activos o regiones. De esta forma, si uno de ellos funciona mal, otras inversiones podrán paliar las pérdidas del primero.
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